Las cinco tandas de quimioterapia lo han dejado mondo. ¡Él, que siempre ha estado tan orgulloso de su pelo! La cabeza, las cejas… No sé si también habrá perdido algún diente en el proceso porque se le entiende peor. Por lo demás, de humor está como siempre. Más cansado si acaso. Físicamente cansado.
Le veo en el Xares. Se ha venido unos días a Madrid. Tiene que regresar el 8 a Valladolid para “la última radiografía”. Y van… Luego vuelve a Madrid porque tiene una sesión en algo que va a dirigir Álex, posiblemente las nuevas Historias para no dormir.
Le llevo el libreto de “Los sobrinos del capitán Grant” que compré en nuestro intento frustrado de asistir a la representación en el Teatro de la Zarzuela. Me asegura que recuerda perfectamente la partitura pero que hay algunos pasajes del texto que quiere refrescar. Por lo menos así varía un poco de las novelas de vaqueros.
Le cuento que el montaje está más o menos terminado –150 minutos nuestro premontaje y 80 el suyo-. A todos los efectos sólo existe el segundo. Cuando Cristina vuelva de vacaciones le pegaremos un repaso: insertar fotos y un trocito de Justino, sincronizar las tomas de las segundas y terceras cámaras e igualar un poco el sonido.
Le propongo un visionado conjunto cuando esté en Madrid.