dicen los amigos que…

No les pido permiso a los piroperos pero reproduzco aquí algunos de los comentarios recibidos por correo a raíz del protoestreno.
También hubo opiniones negativas, lo que pasa es que no ha quedado constancia por escrito.

PD.- He decidido ir añadiendo en esta entrada otros comentarios, según nos vayan llegando, como en una especie de álbum de autógrafos.

dice francisco manuel: Carlos Lucas, con su apariencia de cantante de tangos de cafetín era […] como una rosa de sanatorio valleinclanesca con su fijación por las pulmonías, el personaje de Azcona que se hubiera codeado con el Totò de Rufufú… oh, aquellas lágrimas cuando se descubre en la escena del Tigre de Chamberí como tremendo antes y después, como lo que pudo haber sido y no fue de un bolero, y esa como dignidad recobrada de súbito cuando interpreta su en verdad delicado Vals Parisién con voz que llegaba de otro tiempo fueron momentos, ya te digo, emocionantes. Carlos Lucas, o el gusto áspero de la Tercera División peliculera, me pareció también —bueno, no es que lo pareciera, es que lo era— uno de los personajes que habitan la novela memorialista de Fernán-Gómez “El tiempo de los trenes”.

dice Julio: «Al salir del cine me acordaba de los famosos versos de El Piyayo » ¡A chufla lo toma la gente! ¡A mí me da pena y me causa un respeto imponente! «. Pues eso».

dice Eduardo: «La influencia de Carlos Lucas me dura aún todas las horas que pasaron desde entonces. Ahora entiendo porque él no quería hablar de Carmiña, es que ustedes, todos quienes hicieron la peli, no entienden que cada uno tiene su «rosebud» y no es para andar por la vida gritándolo a voz en cuello. No señor. Entiendo perfectamente a don Lucas. Es más creo que les dijo mucho de sí, de su mundo, de su vida. Y eso es así porque está en la peli. Es un mérito de ella, de ese ente abstracto en que se convierten las obras artísticas, que se desprenden de las manos de los creadores y toman vida propia. En fin, que han logrado con mucho respeto y cariño darle cámara y micro a uno de esos personajes del montón, a quienes viven en los «márgenes». Y al mismo tiempo reflexionar entre ustedes sobre los que estaban haciendo. Eso también me pareció un gran acierto, un respeto por el espectador, una forma de no manipularlo sino de compartir las dudas sobre lo que estaban haciendo. (…) había visitado el sitio de la peli, que tan bonito les quedó (esto es deformación profesional que le dicen) y había visto los vídeos (videos como decimos por acá). Pero al ver esos «números musicales» dentro de la obra, me resultaron mucho más impactantes, muchísimo más tiernos y cálidos hacia el personaje y ser humano de don Carlos Lucas. Y una última alabanza (vamos, como decis vosotros, joder, que tengo ganas de compartir estas cosas contigo, lejano amigo) me pareció de gran factura el trabajo de la Orquestina del Valle y su arreglador. Felicitaciones a todos ellos.»

dice Javier: «La he encontrado un magnífico gesto de amor hacia la persona y hacia el oficio, y también un espléndido documental sobre el fracaso (llámesele tb. mala suerte) en todas las direcciones, sentidos, tiempos, puntos de vista. Asimismo hay dolor en su documental. Me ha gustado todo. Los viajes, las conversaciones, Madrid, las pensiones, los bares, los dibujos de Víctor Coyote, la Orquestina del Valle, vuestras voces…, es decir vuestra película, como hay pocas».

dice Jesús: «A diferencia de su (y mi) amado Lucas, yo sí sé que usted sabe hacia donde va el viaje. Y Don Fernando, si hubiera vivido hasta acá, le habría agradecido el filme. Y toda la gente de la Escena (ya orgánica ya fílmica) estamos orgullosos -o emocionados, no sé- de llamarle, a usted, amigo».

dice Juan Carlos: «Pues nada, ya se me acabó «De reparto». Y es una lástima, porque me encantaba su compañía. Una película magnífica, de verdad. Interesante, tierna y triste. Bueno, más que triste, real y como tal, algo absurda».

dice Óscar: «durante las muchas horas que pasé junto a este hombre, tuve tiempo de hacerme muchas preguntas. vuestro documental no me ha respondido a ninguna, pero me ha emocionado verdaderamente. es hermoso que halláis sacado tiempo para ordenar este material y conseguir que los que conocimos a carlos podamos pensar en él, en sus circunstancias y en nuestra propia vida durante un rato. la conclusión más cruda: he de conseguir tener piso propio antes de los cincuenta. si no lo hago dejo este negocio de mierda. lo juro».

dice Mariano: «Emocionante y humano a más no poder. Tiene momentos que no tengo palabras para agradeceros: la imagen de Carlos, solo como la una, en la roulotte del rodaje, el taxi en Zaragoza mientras suena la Zarzuela, las tres canciones que se echa frente a la cámara (el Esparza se lo ha currao como un campeón)… por poner algún ejemplo. Amén del currazo de investigación y documentación y el tiempo que habéis aguantado con el proyecto sin desfallecer, con un par».

dice Alicia: «está hecha con mucho cariño y mucha fidelidad al que fué un actor sin afectación ni truco y, sobre todo una buena persona».

dice Jaime: «Sé que hilar este documental no ha sido fácil pero en definitiva creo que para los que conocíamos a Carlos ha sido emocionante, está perfectamente retratado. Entre el 2001 el 2002 Carlos se pasaba el tiempo en la Ida hablado con quien se dejase, y en sus ratitos de recogimiento en la mesa dibujaba, «Las razas» como el decía, que a mi modo de ver no eran sino unos auto retratos caracterizados, cuando le ofrecí exponer, al principio ni se lo creía, claro hubo que ayudarle, organizamos una colecta en la barra para comprar los marcos, y nos ocupamos de llevar los dibujos a enmarcar, como ya sabes la exposición fue un éxito, vendió casi toda la obra».

dice Santiago: «Me encantó su ética, a años luz de la ética consabida sobre la puta dignidad y otras filfas baratas de tanto biopic actual».

dice Sergio: «Además de tener un personaje entrañable, me pareció muy interesante la forma de diario con dos voces que habéis empleado. Funciona muy bien. Creo que sobre todo tu voz da una vuelta más al material, una capa más que enriquece mucho – no sólo por narrar el proceso de manera cronológica, pero por hurgar en cómo Carlos se remite a su pasado – su lógica muy personal. Lo más difícil en un caso de estos, que es dar con el tono apropiado, lo has logrado de maravilla – consigues un tono que genera una extraña sensación agridulce».

dice Pedro: «La voz en off es adecuadamente literaria; el contraste con las opiniones de Pepón queda muy bien… Es documental mágico, en el que tanto -o más- cuenta lo que no se ve como lo que desfila ante los ojos del espectador. El verbo desordenado, el discurso anárquico de Carlos Lucas, si bien es incapaz de poner un orden en sus memorias o evocar con precisión alguna etapa determinada, trae aromas de una sociedad, de un Madrid, una forma de vivir el oficio, un saber desaparecidos. Y que tal vez por eso mismo tienen una presencia poderosa que domina la pantalla. Y, por qué no decirlo, ternura lo que transmite su cuerpo delgadísimo y su discurso vacilante. Más allá de la intención primera, un documental sobre el trabajo de cómico de reparto, la cosa trasciende hacia un tranche de vie -que dicen los franceses- exquisitamente plasmado, que no desdeña comedia ni melodrama, y que además y por una vez, es de verdad».

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