
El cianuro, ¿sólo o con leche? (1993) es una de las últimas producciones cinematográficas de José Frade antes de volcarse definitivamente en la televisión. Dirige la adaptación de la popular comedia de Juanjo Alonso Millán, José Ganga.
Se trata de otra vuelta de tuerca al tema de «Arsénico y encaje antiguo». Menos desquiciada, claro, pero con sus cadáveres revoltosos y sus envenenamientos equivocados, como mandan los cánones de la comedia macabra. Se estrenó ésta en el Teatro Infanta Beatriz, de Madrid, el 7 de junio de 1963 con Carmen Prendes y Amparo Baró al frente del reparto. Ambas repitieron en la segunda adaptación televisiva dirigida por Mara Recatero en 1989. En ésta, Aurora Redondo interpreta el papel que había hecho en el escenario Isabel Pallarés y lo retoma en la película.


A Carlos se le asigna, casi al final del rodillo de salida, el rol de «chorizo».

Su aparición tiene lugar en el prólogo añadido por Frade a la comedia en la que presenciamos el meollo del misterio para no dejar nada a la imaginación del espectador. La cosa es que Enrique (José Coronado) quiere deshacerse de unas maletas antes de reunirse con Marta (Carmen Conesa), su amante, y las abandona junto a un contenedor a la salida del hospital. Pero una pareja de policías demasiados celosos de su deber detienen al chorizo (Carlos Lucas), que pretendía distraerlas.

Se trata de un papel irremediablemente mudo, porque por un capricho del guionista o del director, el policía tapa la boca del detenido sin otro propósito aparente que impedir que Carlos consiguiera un pequeño estipendio complementario como «figuración con frase». Luce gorrilla con aire chulesco y una chupa de cuero con una cadena de línea tardo-punk.