
En Todos al suelo (Mariano Ozores, 1981) el cartero que interpreta Carlos tiene nombre. No es baladí este detalle porque los personajes de bulto suelen llamarse «hombre”, “cliente” o “mendigo”, como tantas veces le ha ocurrido a él. El cartero que le reparten es tocayo del director: Mariano.

Va a entregar un certificado al banco y se encuentra con el atraco.
-Pues este es el quinto asalto al que asisto en lo que va de mes -exclama con voz que no es la suya, sino la de un doblador.

No es que tenga mucho diálogo más, pero su presencia es imprescindible para dar empaque al grupo de rehenes retenidos en una sucursal bancaria por tres ladrones incapaces (Andrés Pajares, Antonio Ozores y Juanito Navarro) y el empleado conchabado con ellos para vaciar la caja fuerte (Fernando Esteso).

Como indica el título bien a las claras se trata aquí de realizar una parodia de películas de atracos fallidos –Dog Day Afternoon (Tarde de perros, Sidney Lumet, 1985) podría ser una buen referencia- con guiños al «bunker», a aquellos españoles que tenían aún muy presente el asalto al Congreso de los Diputados por parte del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y del oscuro episodio ocurrido tres meses después en el Banco Central de la Plaza de Cataluña, en Barcelona.

Carlos forma parte de la primera pareja de rehenes liberada. En cualquier caso, le valió para tener cierta continuidad laboral puesto que su presencia, un tanto insustancial, se prolongó durante ocho o nueve jornadas.