160 – 103 – 90…
No, no son las medidas de uno.
Son las duraciones de los sucesivos montajes que ha conocido De Reparto antes de alcanzar su forma definitiva.
En el corte inicial, nuestras diatribas estaban contadas desde un único punto de vista, ilustrado con intervenciones de Carlos que ejemplificaban las diversas alternativas que se nos ofrecían durante la grabación y que nunca supimos resolver. Había aquí apuntes variadísimos sobre los modos de vida de los actores de reparto. También se ofrecía el retrato de la relación de Carlos con el caballista Miguel de la Riva, alias Michael Rivers, alias Michel Riviere.
Antes de meternos con la música y el sonido montamos la segunda versión, la que uno creía definitiva. 103 minutos. La incorporación de las dos locuciones paralelas nos permitió avanzar en el relato con mayor economía narrativa.
Después de los dos pases que hemos realizado en el plazo de una semana, el día 17 de julio -siguiendo los consejos de algunos y desoyendo los de otros- Cristina, Pepón y yo acordamos nuevos ajustes.
Se han quedado fuera buena parte de las andanzas por la selva del primo Manolo, «el aventurero», y las tribulaciones de la compañía de los integrantes del Circo Pompeya, cuando una nevada se llevó por los aires la carpa en Alicante y se toparon con los náufragos del Teatro Circo Tropical.
El resto han sido afinaciones. Con respecto a la versión anterior la película ha sufrido 38 cortes que han supuesto el aligeramiento de 13 minutos de metraje.
Los amigos de los estándares están de enhorabuena: 90 minutos canónicos y cabales. A uno, en cambio, tanta redondez le desquicia un poco.
(dedicado a Felipe, paladín de la versión de casi tres horas)
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