“Cobaya” es una especie de personaje fordiano en una película hagiográfica: un carroñero que va en vanguardia del ejército franquista haciendo prisioneros, requisando todas sus pertenencias y ajusticiándolos sin juicio. Es él quien encuentra al comandante Esteban Urkiaga “Lauaxeta” (Xabier Elorriaga) y al periodista francés Guillaume de Saint-Preux (Antonio Passy) en los alrededores de Guernica después del bombardeo de la población civil. Después de aligerarlos de prismáticos Zeiss y cámaras fotográficas Leika, los acusa de espionaje y los empuja contra un muro para pasaportarlos allí mismo. Un teniente veterano objeta si no sería más beneficioso enviar al periodista a Salamanca e interrogar al gudari, así que “Cobaya”, con su botín a buen recaudo, tendrá que esperar a mejor ocasión para darle gusto al gatillo.
Carlos tiene recuerdos muy vívidos del rodaje de A los cuatro vientos (Lauaxeta) (1987). José Antonio Zorrilla ya le había repartido un papelito en El arreglo y se acuerda de él. Alguien de producción lo localiza en el Café Dorín, de la calle Príncipe. Es punto de encuentro de actores en busca de bolos. Viaja a Bilbao para una sesión pero se quedan a medias. El productor le dice entonces que si no le importa quedarse. Puede seguir alojado en el hotel Narvión y le mantienen la dieta: cinco mil los días de diario y diez mil los sábados. Por la noche, al llegar al hotel, le entregan una nota: “No se preocupe, señor Lucas, que mañana no rueda”. Así que, ocioso, se mete en un bar de la calle Navarra a tomar un vinito y allí se encuentra con el gruísta del rodaje. Le felicita por lo bien que ha estado en la escena que ha rodado ya y, sobre todo, por no ser un divo. Por lo visto -cuenta Carlos- «a Pepe Rubio, por ir de presumido, le habían dado una paliza». El gruísta le invita a su casa en Barakaldo. Allí le presenta a su mujer y a su cuñado. Le invitan a jamón y a sardinas asadas. Hasta dos o tres semanas después la logística de rodaje no permite concluir su escena. Así que éste es una de las cintas de toda su filmografía de la que mejor recuerdo guarda.
Prueba de la valoración en que lo tenía Zorrilla es su ubicación en el decimoprimer puesto del largo rodillo de salida.