
En una de sus primeras intervenciones habladas en cine, Carlos se cruza con Carmen Sevilla en ropa interior. Le espeta con voz prestada y acento castizo: «¡Quién fuera pulmonía!»
Como en todas estas apariciones primerizas, en El apartamento de la tentación (Julio Buchs, 1971) Carlos es apenas un borrón durante unos cuantos fotogramas. Más aún porque la cámara sigue a Carmen Sevilla en travelling y Carlos marcha en dirección contraria y en segundo término.
No está solo en esta escena final, en la que Juan Luis Galiardo, burlador burlado, persigue a la bella. Julio Buchs aprovecha para meter en la película a un montón de rostros populares en función de cameístas. Aquí están Emilio Rodríguez («madre mía, lo que puede haber debajo de un tapete»), Eduardo Calvo («trucos del gobierno para entrar en el Mercado Común»), Fabián Conde («no permitiré que atente contra la virtud de esa dama») y Paco Rabal («afortunadamente, señora», cuando la citada señora pregunta si es que no hay guardias).

Les acompañan una docena de figurantes que, como Carlos, pasaron la noche al raso para ambientar la escena. Eso sí, por primera vez aparece en los títulos de crédito de una película.