Es éste uno de los escasos guiones que Manuel Ruiz Castillo y Esmeralda Adam escribieron para el cine. Entre ellos, dos joyas del esperpento hispano como son Duerme, duerme, mi amor (Francisco Regueiro, 1974) y Cinco tenedores (Fernando Fernán-Gómez, 1979). Pepe, no me des tormento (José María Gutiérrez, 1981) se iba a titular «Átame esa mosca por el rabo» y debería haber sido dirigida también por Paco Regueiro, amigo de la pareja. Sin embargo, por desavenencias de éste con el productor José Frade el libreto terminó en manos de José María Gutiérrez y el título derivó en peculiar travestismo de la entonces popular copla de Encarnita Polo.
La anécdota de partida fabula los avatares que vivieron el propio Ruiz Castillo y el bohemio Perico Beltrán durante la redacción del guión de El extraño viaje (Fernando Fernán-Gómez, 1964), según relatan ambos a Marcos Ordóñez en Ronda del Gijón. O sea, que acuciados por la necesidad y previo cobro de un adelanto, dos hombres deben encerrarse para terminar la tarea en un plazo mínimo. Pero el destino -y el carácter de la pareja, todo hay que decirlo- parece haberse confabulado para que no cumplan su objetivo.
El repaso de una mala copia nos había impedido hasta ahora localizar a Carlos, por lo que habíamos concluido precipitadamente que, aunque ocupara el antepenúltimo puesto en el rodillo de salida, de su magro perfil no había quedado rastro en el montaje final. Enmendamos ahora el yerro con sendas capturas en las que se le puede ver como el delincuente de la recortada, secundando a José Ruiz Lifante en el atraco al banco al que el despreocupado Luis Varela ha ido a cobrar el cheque recibido a cuenta por escribir un guión con el atribulado Emilio Gutiérrez Caba.